domingo, 5 de junio de 2011

CONVERTIR A NUESTRA MENTE EN NUESTRO MEJOR ALIADO


“CONVERTIR A NUESTRA MENTE EN NUESTRO MEJOR ALIADO”
“Quien sin haberlo siquiera intentado, piensa en fracasar, ya fracaso. Somos lo que creemos ser.”

     Para nosotros los seres humanos, los pensamientos, motivaciones o anhelos son los impulsores que guían nuestras acciones en cada una de las situaciones que enfrentamos diariamente. También se podría decir que en nuestra mente se “almacenan” recuerdos, interpretaciones, emociones, y miedos. Por otro lado, no podemos ver a nuestra mente, y ella tampoco habla y sin embargo allí se “construyen” todas nuestras alegrías y nuestros sufrimientos. En un sentido estricto, podemos ser sus esclavos y aceptar pasivamente su poder, o podemos convertirla en nuestro mejor aliado, influenciándola con nuestra naturaleza esencial, la Budeidad.
     En consecuencia, dependerá de nuestra condición de vida, el poder transformar nuestra mente nublada por las ilusiones y convertirla en una poderosa fuerza de auto-motivación que nos guíe hacia un constante desarrollo enfrentando las adversidades, o por el contrario dejarnos arrastrar por el sentimiento de la derrota, en muchos casos aún sin haber empezado la batalla contra nuestras propias creencias negativas o pesimistas.
     En cierta oportunidad el Presidente de la SGI, Daisaku Ikeda mencionó:
La calidad de nuestra existencia depende, en última instancia, de nuestro estado de vida. El Budismo lo expone desde varios puntos de vista, a partir de un concepto que se denomina ‘función mística de la mente’. El Budismo plantea una psicología de la esperanza, y esperanza es mi palabra favorita”.
     Permítanme utilizar el siguiente ejemplo: “En un congreso, un médico se dirige a la audiencia para demostrar una investigación acerca de los efectos del alcohol y dice: ‘Hoy realizaremos una experiencia para demostrar los efectos del alcohol’. Luego, levanta una copa y dice: ‘Aquí dentro hay alcohol’. Enseguida, utilizando una pinza levanta a un gusano, y mostrándolo a la audiencia lo introduce dentro de la copa. Inmediatamente el gusano se deshizo, causando impacto entre los presentes. Enseguida, él levantó otra copa y dijo: ‘Aquí dentro hay agua’. Nuevamente introduce a otro gusano en dicha copa. El pequeño gusano se movió ágilmente mostrando su energía. En ese momento, un individuo de la audiencia, un poco embriagado, levantó la mano y con voz pastosa dice: “Entendí bien lo que el doctor quiere demostrar y concuerdo con él enteramente. Su mensaje, es sensacional”. Feliz, el médico le pide: ‘Por favor diga en voz alta, para que todos escuchen, ¿cuál es mi mensaje?”. Sin vacilar demasiado, el individuo responde: “Doctor, Usted acaba de demostrar con esa experiencia que: ¡quien bebe no tiene gusanos en el organismo!”.
     El anterior cuento fue enviado por el Profesor Amaral Vieira, pianista y amigo Soka de la BSGI y aunque por supuesto es un relato jocoso, y que se podría aplicar a innumerables circunstancias, nos muestra cuan frágil puede ser nuestra manera de percibir las cosas a nuestro alrededor y emitir juicios de valor ilusorios que nuestra mente procesa a cada instante.
     Hablando en serio; si nos adentramos en el tema, podríamos decir que nuestra mente contiene las cosas que los ojos pueden mirar, las imágenes que allí se construyen, las expectativas de cambio, los recuerdos de dolor y angustia y los de esperanza también. También está el placer de sonreír, o el sufrimiento de llorar por algo que nos entristece. Está la vida, la muerte, la vejez, la enfermedad. Está el tiempo que pasa y las cosas que van cambiando. Nuestra la mente está sujeta al ciclo de nacer, envejecer, enfermarse y morir. Así como nuestro cuerpo, y como sucede con cada fenómeno; los pensamientos nacen, envejecen, se enferman y mueren. Los pensamientos también sufren, pueden llegar a hacer la guerra, amar u odiar. En conclusión los pensamientos también tienen un karma. De allí la importancia de la función de nuestra mente.
     El Budismo de Nichiren Daishonin explica que los seres humanos estamos constituidos por la unión temporal de los “cinco componentes”: Existe la forma, es decir el cuerpo, la materia; la percepción, es decir la capacidad de observar, oler, tocar; la conceptualización, es decir la posibilidad de hacerse una idea de lo que se ve o se toca; la voluntad, que es la capacidad de decidir, actuar; y en fin la conciencia que distingue, analiza, organiza percepciones, ideas y voluntad. Sin embargo, con tan solo intentar comprender teóricamente estos conceptos no nos capacitan para manifestar la felicidad o liberarnos del sufrimiento.
     En el Gosho: “Sobre la Obtención de la Budeidad” se expresa: “No existen una tierra pura y otra tierra impura  por sí solas. La diferencia esta únicamente en la bondad o maldad de nuestra mente”. Lo que el Daishonin afirma, es que tanto la felicidad como la infelicidad residen en la mente. Además demuestra nuestra capacidad real de poder transformar una tierra “pura o impura”, es decir llena de dicha o de dolor. El Daishonin explica que la “tierra y nosotros”, somos inseparables. Por lo tanto si mi ambiente es negativo, y yo lo generé, entonces también yo puedo cambiarlo.
     De manera que podemos decir que, no sólo nuestra vida depende de nuestro ambiente, si no que de paso la dicha y el dolor de nuestro ambiente son a su vez el reflejo de nuestra felicidad o de nuestro sufrimiento. Y aún hay más. Nuestra mente tiene el poder de influenciar el ambiente, ya que en cada instante de nuestra vida, los “cinco componentes” de los cuales estamos constituidos, nos brindan la posibilidad de escoger cómo influenciar el ambiente, es decir,  actuando como lo que soy, percibiendo, pensando, juzgando, actuando de la manera usual, de la manera en la cual “me reconozco como el efecto de mi karma”, o experimentando diferentes posibilidades, nuevos pensamientos, una nueva manera de mirar la vida en toda sus manifestaciones. Una manera que nos enseñe a reconocer en nuestra propia mente un universo de posibilidades que debo explorar con mi vida basada en el más noble ideal, que es luchar por el Kosen-rufu, manifestando día a día mi propia condición de Budeidad.
     Por todo esto nuestra mente es tan importante. Nichiren Daishonin escribió en el Gosho: “Carta a Gijo-bo”: “...el Sutra Rokujaramitsu afirma que uno debe volverse maestro de su mente y no dejar que la mente sea su maestro”
. Podríamos decir que cuando nuestra mente es el “maestro de nuestra vida”, todas las emociones, pensamientos, convicciones, juicios, etc., están siendo manipulados por nuestro propio karma y por lo tanto nos estará dominando, por muy positivo o negativo que éste sea.
     Por el contrario, “volverse maestros de la propia mente” significa ante todo aprender a pensar que tanto la dicha como el sufrimiento dependen de los pensamientos que producimos, de las acciones que le siguen, y de los efectos que producen. Debemos reeducar nuestra vida y nuestra mente y observar cómo cada pensamiento y las acciones que se derivan de ellas, crean valor y se refleja en el ambiente, y lo modifica para nuestra propia felicidad y la de los demás. Debemos aprender a distinguir, a escoger entre los pensamientos: entre aquellos que hacen bien y aquellos que hacen daño, entre aquellos que crean felicidad o generan sufrimiento.
     Sin embargo, todos sabemos que durante todo un día cualquiera, surgen situaciones que influencian nuestra condición de vida como producto de la manifestación de nuestra propia oscuridad innata. Es por ello que el Presidente Ikeda nos habla de la importancia de desarrollar una actitud optimista hacia la vida, y así desarrollar una esperanza, capaz de transformar todo aquello que nos lleva a sufrir y así crear mejores condiciones para nuestra vida y la de los demás.
     En cierta oportunidad, el Presidente Ikeda, refiriéndose al filósofo francés, Emile Alain (1868-1951), expresó que: “el pesimismo es un producto del humor, del estado de ánimo, mientras que el optimismo es producto de la voluntad, de la determinación”. Por otro lado, dentro de los innumerables encuentros del Presidente Ikeda, en cierta ocasión, se entrevistó con el Dr. Martín Seligman, ex presidente de la Asociación Psicológica de los Estados Unidos, en cuya oportunidad analizaron los rasgos característicos de las personas pesimistas y en donde Ikeda Sensei destacó que: “sin perder de vista la realidad ni caer en el exceso de optimismo, el aspecto negativo del pesimismo es que nos inflige una innecesaria denigración y una mortificación excesiva”.
De acuerdo con el doctor Seligman, las personas optimistas tienen más posibilidades de triunfar en su trabajo y en las relaciones humanas, tienden a ser más sanas y a vivir más. La actitud mental tiene una influencia particularmente crítica en la salud a partir de los cuarenta años, manifestó el académico. Y agregaba que deberíamos crear la actitud de “poner en duda” nuestras propias creencias negativas. Para el doctor Seligman, hay que prestar atención a las explicaciones que damos frente a los hechos cotidianos, y al diálogo inconsciente que mantenemos con nosotros mismos cuando nos vemos ante un problema. Los mecanismos sutiles de nuestro pensamiento están tan automatizados, que terminamos por no advertir cómo funcionan. Un método que sugiere el doctor Seligman para tomar conciencia de estos patrones habituales, es anotar las cosas que pensamos cuando nos encontramos ante una situación frustrante. Si vemos que nuestra reacción es pesimista, podemos hacer el ejercicio de “cuestionar” o “poner en duda” nuestras propias ideas negativas, así revertir esa tendencia. Además, cuando uno aprende a pensar en forma optimista, no se lo olvida jamás; es como aprender a nadar o a andar en bicicleta.     
     Vale la pena destacar que el Presidente Ikeda concluyó este diálogo diciendo:

“Creo que el Budismo expone un enfoque psicológico de suprema esperanza; es una filosofía de vida de esperanza incomparable. Un buda es alguien que comprende y capta en forma completa las facultades asombrosas de la mente. Los seres humanos poseen una capacidad infinita de cambio, que está en función de su estado interior. Es más, dentro del Budismo hay un principio llamado ichinen sanzen (cada instante de la vida abarca tres mil aspectos). Esta formulación, expuesta en el Sutra del Loto, revela que la transformación en el estado de vida de un sujeto puede modificar la sociedad y el ambiente circundante en que habita esa persona. ¡Cuánto más fácil es, entonces, transformar nuestra pequeña vida individual de acuerdo con nuestra voluntad y encauzarla en la dirección que queramos. No hay ningún motivo para bajar los brazos. “Abandonemos las expresiones negativas y pesimistas; no pensemos más “Es imposible”, “No servirá de nada”. Sean cuales fueren las circunstancias en que nos veamos, digámonos a nosotros mismos: “¡Sé que, al final, lo lograré sin falta!”, “¡Mi familia es la mejor del mundo!”, “¡Soy la persona más feliz que haya conocido!”.

Me despido de Uds.

Luis Del Alcázar La Rosa

Caracas, 31 de marzo de 2006     
Fuente:      Amaral Vieira. “No será que estoy interpretando a mi conveniencia” Manual Alborada, BSGI, 2003
     Manuela Vigorita. “El Poder de la Mente” Revista No 74 – Mayo - Junio 1999 –SGI de Italia.
     Daisaku Ikeda- N.L. No 3545. Encuentros Extraordinarios con el Dr. Martin Seligman – Ex presidente de la Asociación Psicológica de los Estados Unidos (APA).
     Daisaku Ikeda NL- 3535 “¡Brindemos coraje, alegría y convicción a la gente!”

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